Los motivos pueden ser variados, desde poner en práctica una idea que nos parece novedosa y potencialmente rentable, hasta salir de un entorno de trabajo incómodo y apostar por ser tu propio jefe, pasando por obtener un cierto reconocimiento, mejorar tu posición financiera, tener libertad de horarios o, decididamente, demostrarte a ti mismo que puedes lograrlo.
Sea cual sea el motivo, y aún intuyendo que en tu propio negocio encontrarás una fuente virtualmente ilimitada de motivación, lo cierto es que la gran mayoría de posibles empresarios en España nunca llega a probar suerte, y eso son muy malas noticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario