martes, 20 de noviembre de 2012

Sobre la mal llamada “generación perdida”, por Ivan Bedia

Algunas veces me pregunto qué hubiera hecho yo mismo ante esta situación económica si me hubiese dado en la cara justo después de finalizar mis estudios universitarios.

Pienso en esos jóvenes a los que la sociedad les prometió un éxito seguro si seguían el orden preestablecido. Estudiar, hacer prácticas y conseguir un contrato indefinido. “Es muy posible que acabes triunfando, chico”, repetían las voces.

Aunque la papeleta de la crisis nos ha tocado a todos en mayor o menos medida, pienso en esas personas pertenecientes a la mal llamada “generación perdida”. Este excelente vídeo resume un poco estas esperanzas que supuestamente se marcharon por la puerta de atrás con la llegada de la crisis:



Siento estar en desacuerdo con esta pesadumbre, con esa sensación de desesperanza y quietud ante el remolino que viene encima. La emigración como ¿única salida? Existe un problema en el sistema educacional que enseñó a esa generación (y, lamentablemente, continúa con las actuales) a ser perfectos empleados.

No existe una predisposición al autoempleo - que precisamente es lo que nos sacará de este atolladero. Aunque no todo el mundo es válido para sacar adelante un negocio, los Gobiernos deberían enseñar y fomentar el emprendimiento como vía para impulsar el crecimiento.

No sólo supone una gran pérdida para los que se van el abandonar su país por “obligación”. También es una desventaja para España que los mejores estudiantes se marchen. Precisamente aquellos en los que invertimos millones de euros en formar y que otros países como Alemania o Inglaterra reclutan “a precio de saldo”.

Este artículo está dedicado a vosotros, a todos aquellos jóvenes que se dieron de bruces con la realidad justo cuando empezaba su futuro laboral. No abandonéis, no ceséis en vuestro empeño de prosperar, de luchar por conseguir lo que os prometieron, ese éxito acompañado de casa, mujer, hijos, coche y un perro que representa la felicidad.

Si no hay trabajo para vosotros, cread el vuestro propio y, lo más importante, no dejéis que nada ni nadie os robe vuestros sueños.

Ivan Bedia

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